Uno.

«A mi si que se me erizó la piel». Cerré los ojos un segundo, para perderme otra vez en el inframundo que me acercaba a él.

Cero, coma cinco.

El sol está radiante, e incluso los pajarillos tienen ganas de cantar. Hace calor, y la brisa se deshace entre que viene y va. Ella, sigue allí después de tanto tiempo, esperando. Esperando verle venir. Mira a la derecha, porque sabe que ese es el camino por el que él va a llegar. Se da la vuelta, para no publicar sus ansias por verle. Espera un coche, más grande, más pequeño, más nuevo, más viejo. Le espera a él, que va dentro.

Cero.

Se sentía vacía, sola y sin ganas para continuar vagando por el mundo infrahumano que ella misma se había creado. "Estás sola", le repetía alguna que otra vocecilla en su cabeza. "No vas a lograr sobrevivir"; estaban dispuestos a atormentarle el día, y lo peor era que lo estaban llegando a conseguir.